Sin dejar de evaluar las competencias tradicionales vinculadas con capacidades técnicas o académicas, las organizaciones comienzan a sumarse a una tendencia creciente que las induce a posar también sus ojos en otro tipo de atributos: las denominadas habilidades blandas o soft skills.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de habilidades blandas? Básicamente son habilidades ligadas a lo social y a la comunicación que posibilitan a las personas desempeñarse en sus funciones con mayor efectividad. Estas destrezas no apuntan a lo técnico ni están necesariamente atadas a la experiencia, sino que contemplan más la parte emocional interpersonal y de relacionamiento.
¿Cuáles son esas habilidades? Pueden enumerarse más de diez, que reseñan diferentes aspectos, desde la responsabilidad hasta la cortesía, pero las cuatro más destacadas son las siguientes:
Liderazgo: se basa principalmente en la capacidad de crear contextos de colaboración, partiendo de la construcción de relaciones fundamentadas en la confianza entre todos los miembros de un equipo.
Comunicación: está determinada por una serie de características que van desde la manera de hablar con otras personas individualmente hasta la eficacia para hacerlo en público, sin dejar de lado la comunicación escrita. Facilita la relación y el intercambio tanto con socios y clientes como dentro de la propia organización.
Colaboración: resume las aptitudes para el trabajo en equipo. Van desde la facilidad para cooperar en pos de los objetivos planteados hasta la voluntad de ayudar a los demás, pasando por la flexibilidad para acordar, negociar y ceder cuando las circunstancias lo requieren.
Gestión del tiempo: se trata de una competencia emblemática de este presente, en virtud de la complejidad de la vida laboral actual y la necesidad de ser más productivos. Saber administrar los tiempos de manera efectiva ha terminado por transformarse en un factor clave.
Para poder afrontar con solvencia el desafío de identificar, incrementar y explotar al máximo estas habilidades, las compañías deben ir creando una cultura para que se desarrollen estas habilidades blandas. Al mismo tiempo, es indispensable que las plataformas tecnológicas de recursos humanos estén a la altura de esta exigencia para favorecer ese proceso.
Las habilidades blandas son inherentes al ser humano. Por esta razón son las que, al menos por el momento, no se pueden automatizar, pero de las cuales surge la necesidad actual de identificar y mapear dentro de cada equipo de trabajo siendo aquí donde el soporte de una solución tecnológica de Recursos Humanos colabora a tal fin.
En otras palabras, estas habilidades son las que van a permitir a unas compañías diferenciarse de otras en este contexto de revalorización del talento humano que atravesamos en la actualidad.
Por Maribel Cano Fernández, Latin America Marketing Manager de Meta4