La frase del título parece una de esas recetas fáciles de decir y difíciles de ejecutar. Pero por otro lado, contiene una lección práctica que en ocasiones pasamos por alto o damos por hecho.
Otra singularidad de esta frase es que aplica de igual forma para individuos y para organizaciones. En todo caso, la omisión a este consejo genera áreas de oportunidad no aprovechadas que nos permiten obtener mejoras que en mucho dependen de algo que tenemos a la mano: nuestra propia experiencia.
Una perspectiva sana para la empresa
Podemos afirmar que, en general, los seres humanos podemos convertirnos muy tempranamente en empíricos, pues mucho de nuestro conocimiento y aprendizaje iniciales provienen de nuestras propias experiencias. Muy pronto, tratamos de extender estos conocimientos empíricos iniciales, y de esa forma comenzamos a darnos cuenta de sus límites.
En una compañía no es muy diferente, pero con varios matices que hacen que en ocasiones sea muy complicado utilizar nuestra experiencia para obtener aprendizaje. En primer lugar obviamos que la experiencia de una organización debe ser buscada en los datos o información de sus sistemas operacionales, y no sólo en los recuerdos de quienes los operan.
Este ejercicio nos conduce a que en muchas ocasiones tomemos ciertas afirmaciones como leyes inmutables que nunca son retadas. Las organizaciones deben entonces reconocer la información de su operación como la fuente válida que tienen a la mano, que es de su propiedad y, por lo tanto, no está al alcance de sus competidores.
Automatizar la administración de la información operacional es entonces el fundamento de un enfoque empírico sano para una compañía, lo cual le permite corregir desviaciones de los resultados considerados correctos o deseables. Esta plataforma de información adecuada, permite que se construyan o se pongan a prueba reglas identificadas durante el trabajo cotidiano.
De esta forma, las organizaciones ahora pueden pasar a un nivel heurístico, en el cual hay reglas que tienen un fundamento en eventos observados y debidamente registrados en sus archivos y bases de datos. Ya estando en este segundo estado, se puede pasar de ser reactivo y corregir, a ser proactivo y mejorar.
Sin embargo, la generación de las reglas toma tiempo. Se debe invertir en recolectar información de largos periodos y después reunir a un grupo de “notables”, que interpreten los datos y propongan nuevas reglas, en un proceso creativo que muchas veces es único. Con esto, la organización se permite ser tan buena como la mejor de su tipo. Pero, ¿qué pasa cuando se busca ser en efecto la mejor en su espacio y la más competitiva? La respuesta gira en torno a dos conceptos: anticiparse e innovar, lo cual definiremos como un enfoque predictivo.
¿Y cómo lograr este enfoque predictivo e innovador?
Para que una organización pueda ingresar en esta etapa predictiva y de innovación, debe contar con una sólida base empírica y heurística, con información de calidad y registrada oportunamente para que, a partir de ello, se comiencen a buscar métodos y herramientas de análisis que le permitan no sólo una correcta descripción de los hechos y la prueba de reglas de negocio, sino que sea factible inferir comportamientos y resultados futuros, colocando a la organización en posición de responder problemas y preguntas planteados por la anticipación e innovación.
Entre estos métodos, que en su conjunto son denominados analítica, se pueden citar modelos de minería de datos, para hacer “análisis de canasta” determinando qué clientes son los que responderían mejor a una campaña de incremento de ventas o de la oferta más adecuada. Algunos otros relacionados con la investigación de operaciones permiten encontrar las condiciones más “óptimas” para el uso de recursos escasos o entender los límites que tiene nuestro modelo de operación.
De esta forma podemos decir que, el acceso a la analítica y a las aplicaciones que efectivamente la aplican sobre la información registrada por nuestros sistemas es clave para materializar el adagio definido en el título de esta colaboración.
En efecto, luego de aprender y entender con enfoques empíricos y heurísticos, podremos emprender de forma innovadora, diferenciada y anticipada a nuestros competidores, que en ocasiones son tan formidables como el hambre y el desaprovechamiento de recursos.
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Francisco Olvera es Director de Áreas de Expertos por Industria en SAS Latinoamérica Norte