La pandemia fue, sin dudas, un punto de quiebre en el ecosistema informativo de la región. Pero no fue el único. A cinco años del inicio de esa transformación abrupta, la inteligencia artificial emerge como el gran catalizador de una nueva etapa en la comunicación. En un escenario donde las redacciones se han achicado, las plataformas se han multiplicado y los consumidores de contenido se comportan como curadores informados y exigentes, la IA está modificando las reglas del juego.
La comunicación en América Latina atraviesa un proceso de redefinición profunda. Según el estudio De la información al compromiso, realizado por Intersect Intelligence, los medios de comunicación en México están invirtiendo cada vez más en estrategias para redes sociales, pues en el país el 49.6% de las personas las usa como su fuente principal de noticias generales. Y destaca que Facebook sigue siendo la plataforma más popular en México, con 90.2 millones de usuarios activos, lo que representa el 93% de la población en redes sociales. A nivel regional, el 40.5% de los usuarios se informa principalmente a través de redes sociales, y más del 70% sigue a medios tradicionales en plataformas como Instagram, TikTok y Facebook.
Las marcas ya no se limitan a emitir mensajes; ahora compiten por atención en tiempo real. Las audiencias, que encuentran en las redes sociales su principal fuente informativa, demandan claridad, relevancia y formato.
En una nueva realidad sobrecargada de estímulos, las estrategias de comunicación necesitan precisión quirúrgica. Contar con datos ya no es suficiente: se requiere capacidad para interpretarlos, convertirlos en acción y hacerlo con sensibilidad contextual. Es aquí donde la inteligencia artificial muestra su mayor potencial. Herramientas de análisis de sentimiento, monitoreo de tendencias y lectura automatizada de comportamientos digitales permiten identificar patrones, predecir escenarios y tomar decisiones con mayor agilidad. Pero, como explican desde LatAm Intersect PR, agencia regional especializada en reputación y comunicación estratégica, el juicio humano sigue siendo irremplazable.
“Podemos saber qué temas suben o bajan, qué tono genera rechazo o interés, o qué formato tiene mayor alcance en cada red. Pero estos datos necesitan interpretación. El dato te dice qué pasó; el criterio te dice qué hacer con eso”, sostiene Claudia Daré, cofundadora de la agencia. Y agrega: “Estamos en medio de una revolución que llamo la comunicación 4.0. Una etapa donde la IA potencia nuestro trabajo, pero no lo reemplaza. Nos permite ser más estratégicos, más creativos y trabajar los datos con mucha más inteligencia. Pero el impacto real ocurre cuando hay personas capaces de traducir esa inteligencia en decisiones relevantes”.
La reputación ya no se defiende: se construye en tiempo real. Las marcas que entienden esto no evitan los momentos complejos, los enfrentan con transparencia. En una reciente filtración masiva de datos en Brasil, una compañía tecnológica se convirtió en fuente clave para los medios al explicar con claridad el alcance del incidente. Mientras sus competidores elegían el silencio, esa organización ganó espacio, legitimidad y confianza.
El vínculo con los medios también cambió. La digitalización acelerada dejó redacciones más pequeñas, periodistas más sobrecargados y canales más diversos. El contenido que hoy genera valor es el que comprende ese nuevo ecosistema: breve, enfocado, útil y adaptado. El desafío ya no es solo informar, sino conectar.
Cinco años después del inicio de la pandemia, y con la inteligencia artificial como catalizador de una nueva etapa, la región se enfrenta a una verdad simple pero potente: comunicar ya no es solo ocupar espacio; es generar sentido. Y en esta nueva era, los que logren hacerlo con inteligencia —artificial y humana— tendrán una ventaja real.