En el apogeo de la pandemia por COVID-19, casi la mitad de la población mundial vivía bajo algún tipo de restricción de encierro, según la investigación global de UBS, Sky News. En un cambio sísmico que tuvo lugar casi de la noche a la mañana, nuestro mundo laboral y nuestras prácticas cotidianas se alteraron profundamente, con cientos de millones de personas trabajando desde casa durante un periodo de tiempo potencialmente indefinido.
A medida que las organizaciones intentan atravesar estas circunstancias excepcionales y planifican para la nueva normalidad, su dependencia de las aplicaciones y la nube para mantener la productividad de los empleados e impulsar el éxito empresarial está aumentando exponencialmente.
Ya existía una gran cantidad de enfoques dedicados a garantizar excelentes experiencias de los clientes para impulsar una ventaja competitiva y mantener el flujo de ingresos. Sin embargo, Deloitte sostiene que las organizaciones deben dedicar el mismo nivel de recursos a optimizar la experiencia digital de los trabajadores, y destaca que esto también tiene un impacto directo en los ingresos. Esto adquiere un significado aún mayor en el contexto actual, donde la mayoría del trabajo en todo el mundo, con la excepción de los servicios esenciales, se realiza de forma remota.
Hacer de los empleados un ciudadano de primera clase
El trabajo remoto efectivo se ha vuelto vital para la continuidad y el crecimiento del negocio, y depende de la capacidad de las organizaciones para brindar una experiencia digital perfecta a sus empleados.
El primer paso hacia esto implica hacer que la transición al trabajo remoto sea lo más fluida posible.
Es fundamental garantizar que los empleados tengan fácil acceso remoto a las herramientas y aplicaciones digitales que necesitan para trabajar y colaborar de forma eficaz.
Aquellas organizaciones que dependen de la infraestructura interna y las aplicaciones locales pueden encontrar esto más difícil, ya que muchos de esos sistemas no fueron diseñados para la gran cantidad de trabajadores remotos que ahora deben ser compatibles. Como resultado, algunos empleados se enfrentan a experiencias degradadas e inconsistentes mientras luchan por acceder a las aplicaciones de forma remota y descubren que no pueden operar de la misma manera en la “nueva normalidad”.
Participar a través de la nube
Muchas organizaciones que tienen dificultades para proporcionar experiencias digitales fluidas para una fuerza de trabajo remota están analizando las aplicaciones y cargas de trabajo que utilizan y considerando si algunas, si no todas, podrían operarse en la nube. Este es un movimiento que ya está siendo adoptado por un número creciente de organizaciones, con pronósticos que muestran que el mercado de servicios de migración a la nube crecerá en 7,100 millones de dólares para 2024.
Migrar aplicaciones a la nube, o cambiar a alternativas basadas en Software como Servicio (SaaS), ayuda a reducir las organizaciones dependencia de su VPN. Esto elimina un cuello de botella, lo que permite a los empleados disfrutar de los mismos niveles de conectividad que experimentarían en la oficina. Por lo tanto, las organizaciones pueden proporcionar un acceso más consistente a las aplicaciones, independientemente del dispositivo del usuario o la ubicación, lo que ayuda a maximizar la productividad de su fuerza de trabajo remota.
Sin embargo, si bien la nube ofrece importantes beneficios al permitir el trabajo remoto, también aumenta la complejidad detrás de los entornos de TI modernos. Los equipos de TI se ven inundados con miles de alertas de rendimiento y disponibilidad todos los días, lo que hace que sea más fácil pasar por alto los problemas que deben priorizarse y aumenta el riesgo de que se interrumpa el acceso a las aplicaciones críticas para el negocio, lo que obstaculiza la productividad de los empleados.
La investigación ha demostrado que la prevalencia de los entornos de nube híbrida significa que una única transacción de aplicación web o móvil atraviesa un promedio de 37 sistemas o componentes diferentes. Esta complejidad ha hecho que sea mucho más difícil para los equipos de TI mantener una perspectiva de afuera hacia adentro que les permita comprender completamente la experiencia digital que reciben sus clientes y empleados, razón por la cual las organizaciones deben buscar la tecnología y, en particular, la Inteligencia Artificial para ayudar con estos desafíos.
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Ramón Salas, director regional de Dynatrace en NOLA.